Nota: El Último Exorcismo parte 2

Escribí sobre El Último Exorcismo parte 2 en el número 137 de la Revista La Cosa (abril 2013). La versión impresa está acá y acá.

La religión y el misticismo invadieron el mundo del entretenimiento. Libros, películas, visitas ilustres, discos, revistas, párrocos, curas, guita. El oscurantismo, las sectas y los exorcismos están latentes en nuestra sociedad. En ese contexto, aparece la secuela de El Último Exorcismo y es buen momento para que Hernán Panessi nos empape de ciencia, religión y esoterismo en la cultura pop.

Para la Iglesia Católica los exorcismos son temas del pasado. Un día dijeron: ya no más y todos a otra cosa. Sí: todavía se puede creer en Jesús, María y José, pero no en posesiones. “Cartel de freaks, familia de impostores. Tu cruz, sin luz, no aguanta la corona. Mentiste bien, robaste fe. Tu club estalla y desmorona”, acusan los Babasónicos en “Demonomanía”. Mientras tanto, en el programa de TV conducido por Fantino, el cura luterano Manuel Acuña habla con vehemencia sobre el libro Los Romanos e inmediatamente alguien lanza un chiste de culos. Así, el exorcismo se ha convertido en un tema con diversos e improbables tratamientos. ¿Qué conlleva estar poseído? La obra “Summa Daemónica”, de José Antonio Fortea, lo aclara: “Estar bajo dominios de agentes externos, generalmente llevados por uno o más demonios”. Desde el punto de vista médico, se lo considera como un trastorno disociativo de la histeria, denominado “demoniopatía” o “demoniomanía”.
Entonces el cine, órgano cultural siempre dispuesto a reinterpretar y retroalimentar los temas de la sociedad y sus coyunturas, se ocupó arduamente de los exorcismos. Tuvo puntos altos en Estigma (Stigmata, 1999), con una posesión espiritual no demoníaca de una chica urbana. (“Es la segunda parte que El Exorcista se hubiera merecido”, escribía Mariano González Achi en el número 48 de la Revista La Cosa.) También con El Ente (The Entity, 1982), controversial film donde un espíritu violaba a una mujer. Y en Rec 2 (2009), donde una infección viral se convierte en posesión demoníaca. Sin embargo, como es sabido, sería El Exorcista (The Exorcist, 1973) la película que llevaría a la cultura popular un tema de márgenes. Y lo haría para siempre.
Ahora, a 40 años de aquel paradigma que significó la película de William Friedkin basada en el libro de William Peter Blatty, se estrena El Último Exorcismo – Parte 2 (The Last Exorcism Part II, 2013), secuela del film de Daniel Stamm, con producción de Eli Roth y un presupuesto de 5 millones de dólares. ¿Cómo es posible que exista una parte 2 de un último exorcismo?
En el mundo espiritual, al exorcismo se lo acepta por lo que es. Es decir, se lo enfrenta. De manera que hay una disposición a tal acontecimiento. Por eso, se dice que las personas religiosas están cerca de Dios. Y en consecuencia del Demonio. Quitarles el Diablo es una prueba de fe. (Revisar: El Exorcismo de Emily Rose –The Exorcism of Emily Rose, 2005-, icónica sobre este tópico. Leer: “Mano a mano con el diablo. Crónicas de un cura exorcista”, de Carlos Alberto Mancuso, con casos locales.) Como ocurre en la primera, El Último Exorcismo (The Last Exorcism, 2010), en la que un cura desenmascara falsos exorcizados, hasta que se topa con uno real. Y desde ahí se dispara otro concepto, que tiene que ver con la forma más que con el fondo: el “found footage”.
El “metraje encontrado” o “found footage” –ver recuadro: “El terror encontrado”- es un género cinematográfico donde uno o más personajes involucrados actúan delante o por fuera de la cámara. A la sazón: el éxito de El Último Exorcismo se le adjudica a esta cuestión vertiginosa y realista del “metraje encontrado”. La segunda –que se estrenó en Estados Unidos y no le fue tan bien como a su antecesora- no continúa esta expresión vanguardista de “parecer real”. De hecho, el público norteamericano criticó esa ausencia. En El Último Exorcismo - Parte 2, la protagonista intenta reconstruir su vida luego de los eventos presenciados en la primera película. Regresan las fuerzas malignas haciéndolo, según parece, de forma aún más terrible. Y con las sentencias, surgen dudas. Según la Real Academia Española, “último” es “lo final, lo definitivo”. Por eso, como a la Iglesia Católica, siempre nos quedará la duda: ¿será éste el verdadero y último exorcismo?

El terror encontrado
En muchas películas de “found footage”, la presentación dispara una advertencia: la cinta fue encontrada por tal entidad o es usada como material artístico e histórico. Aquí, la acción es vista en primera persona. El cine de terror lo hizo carne comenzando con Holocausto Caníbal (Cannibal Holocaust, 1979), siguiendo con El Proyecto Blair Witch (The Blair Witch Project, 1999) y explotando con Monstruo (Cloverfield, 2008). Algunos conceptos de post-cine se aferran al “found footage” e incluso, en nuestro país, hay un libro dedicado al tema: “Cine encontrado ¿Qué es y adónde va el found footage?”, de Leandro Listorti y Diego Trerotola. La primera parte de El Último Exorcista legó este género.

Exploitaition sucio
Secuelas tramposas que se colgaron de las tetas de sus versiones originales.

Carrie 2: La Ira (The Rage: Carrie 2, 1999) | En el film nadie se llama Carrie porque... ¡está muerta!

Carlito’s Way: Rise to Power (2005) | ¿No lo mataban a Carlitos? ¡Fue! Le mandaron “Carlito’s” igual.

Esperando la Carroza 2 (2009) | No hay ningún anciano. Entonces: ¿qué carroza estarán esperando?

Titanic II (2010) | ¿No se había hundido el Titanic? The Asylum dijo: “bueno, este barco es otro”.

El Último Exorcismo - Parte 2 (2013) | ¿En qué quedamos? ¿La otra era El Anteúltimo Exorcismo?

Eli Roth tiene doble ciudadanía

El norteamericano –que habla perfectamente el castellano- conoció al chileno Nicolás López en la presentación de su película Hostel (2005), durante el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Y ahí comenzaron una amistad que perdura hasta hoy. Colaboraron en Qué pena tu familia (2012), donde Roth hace las veces de médico come hembras. Por su parte, es protagonista y co-guionista de Aftershock (2012) –dirigida por López, tuvo su premiere en Argentina, también en Mardel-, una de terror que tiene como marco el último temblor en Chile. Sí, Eli Roth tiene doble ciudadanía: también es sudamericano.

0 comentarios:

Publicar un comentario