Nota: La Araña Vampiro, con entrevista a Gabriel Medina y Martín Piroyansky

MEDIO: Revista La Cosa - Cine Fantástico
FECHA: Septiembre 2012
Nota: La Araña Vampiro, con entrevista a Gabriel Medina y Martín Piroyansky (01)
Nota: La Araña Vampiro, con entrevista a Gabriel Medina y Martín Piroyansky (02)

Terror. Buddy movie. Aventura. Ciencia ficción. Todas esas aristas, y muchas más, son las que conforman la síntesis descarada que hace a La Araña Vampiro, la nueva del director de Los Paranoicos. En vísperas de su estreno, para ilustrar de qué va el cuento, nuestro Hernán Panessi habló con su realizador, Gabriel Medina, y con su protagonista, Martín Piroyansky.

El advenimiento natural de directores que llegan para avivar el fuego sagrado y renovar el panorama local es una constante en nuestra cinematografía. Y hace cuatro años, con Los Paranoicos (2008), quedó claro que Gabriel Medina formaba parte de esa transformación generacional. Responsable, asimismo, de varios episodios de Algo Habrán Hecho (por la Historia Argentina), serie de documentales que narran de manera entretenida acontecimientos del país, y asistente en dirección de Pablo Trapero en El Bonaerense (2002), Medina suele celebrar y revisitar al cine de género.
Conjuntamente, en sus formas, se inscribe en una serie de homenajes a la literatura argentina; por ejemplo, a través del nombre del protagonista de Los Paranoicos, Luciano Gauna, que remite a Emilio Gauna de El Sueño de los Héroes, escrito por Adolfo Bioy Casares. Del mismo modo, reconoce en la literatura de Jack Kerouac la influencia sustancial para La Araña Vampiro, su última película. En particular, será Ángeles de la Desolación el que inspirara a enarbolar tal nueva historia. “Kerouac significó mucho en mi vida. Es como un gurú. Durante el rodaje, después de meditar, hablaba con Kerouac y le pedía que me mande ayuda desde el cosmos”, dijo el propio Medina a La Cosa. “Estas fantasías me ayudan. Cosas como creer que uno habla con gente muerta. Está bueno pensar que puede ser cierto, ¿no?”, agregó.
En la lógica cercana al terror psicológico, con La Araña Vampiro, Medina pone a un padre (Alejandro Awada) y a su hijo adolescente (Martín Piroyansky) en un viaje. Allí, se instalarán a una casa ubicada en un ámbito boscoso para pasar un tiempo juntos sin su madre. El muchacho, a su vez, sufrirá de constantes ataques de pánicos y, al parecer, ese sería el entorno ideal para su recuperación y para el reencuentro de aquella relación que se supone perdida. Durante la primera noche, el protagonista será picado por una araña y, a partir de ese momento, la historia tomará –en forma definitiva- otro rumbo. En el hospital local, le dirán que no es nada. No obstante, el brazo comenzará a infectársele. Así, unos baqueanos le sugerirán ser picado otra vez por una araña similar o morirá. Se iniciará, entonces, una larga travesía en la que el joven será acompañado por un alcohólico (Jorge Sesán) en una carrera contra el tiempo, donde el único remedio estará en confiar en su palabra o dejarse perecer. “Necesitaba alejarme de Los Paranoicos. Había dejado tanto en esa película, tanto de mi vida personal, de mi mundo, de mis conflictos, que me sentía vacío. Quería buscar dentro mío algo que me movilizara. Apareció esta historia, que tenía relación con mi adolescencia y mis miedos. A lo desconocido, al sexo, a la naturaleza, a las personas, el miedo como eje fundamental”, indicó Medina a propósito de la génesis de este filme, tomando como punto previo a su ópera prima.
Por su parte, el joven Martín Piroyansky (“tiene una cara cinematográfica”, diría su director sobre él) expresó a La Cosa que “la referencia que manejaba a la hora de construir el personaje era la película Winter’s Bone”, refiriéndose a Lazos de Sangre (Winter’s Bone, 2010), Gran Premio del Jurado en Sundance y cuatro nominaciones a los Óscar. “Fue un trabajo más bien en solitario. Gabriel sabe lo que quiere y es un buen líder”, señaló en relación a la composición de su personaje, aquella que lo llevó a ganar el premio como Mejor Actor en el BAFICI 2012. A su vez, Piroyansky siente que La Araña Vampiro no es, en rigor, una película de terror: “Es algo más en el medio. No creo que sea de género. Igual, fue bueno transitar ese estilo”.
Consultado sobre el aporte de este largometraje al cine fantaterrorífico argentino, Medina supo dar su particular sentencia: “Mis películas son una visión del mundo, pero no tienen una verdad. La verdad no existe y el que diga que la tiene, miente. La verdad es una búsqueda y eso es mi película, una búsqueda hacia el amor, una visión optimista que cree que la voluntad puede vencer al miedo y que la aventura exige una entrega que pueda cambiarte para siempre”. También, de este modo, su actor reconoció la experiencia de La Araña Vampiro como “muy buena” y, a la sazón, expuso lo siguiente: “creo que suma al cine argentino en su particularidad”.
La Araña Vampiro, por este entonces, encontrará su estreno comercial en las carteleras argentinas y, además, será proyectada en el 45º Sitges Film Festival y de ahí, claro, se desprenderá el gran deseo del director: “Espero dé la vuelta al mundo”. Después de Los Paranoicos y compartiendo contexto con películas como Topos (2012), Plaga Zombie: Revolución Tóxica (2012), Diablo (2011), La Memoria del Muerto (2012), entre otras, está probado que la renovación de nombres propios llegó y que el cine de género argentino, de aquí en adelante, y como esas notables obras literarias en las que muchos buscan inspiración, tiene quién lo escriba.

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