Historia del cine: Chappaqua

MEDIO: Revista THC
FECHA: Octubre 2011
Chappaqua

Chappaqua
Estados Unidos, 1966 / 82 min.
Dirigida por CONRAD ROOKS

En un punto, esta es una película bajo presupuesto acerca de las diversas formas de adicción a las drogas. En otro, más amoral que moralizante, es la síntesis de la psicodelia lisérgica propuesta por la Generación Beat de los 60s cuya función se imprime en retratar, además, los comienzos de la movida en San Francisco. Chappaqua deviene en la historia semi-autobiográfica, más no verdadera pero sí fascinante, del cineasta Conrad Rooks, una de las figuras germinales del beat, asiduo de los cafés de Greenwich Village, acá bajo el alter ego de Russel Harwick, y su viaje para someterse a un proceso de rehabilitación. Cuenta, por su parte, con un aspecto sumamente llamativo: el trip sobre lugares de la época que ya no existen bajo esas mismas formas, en un gran acierto del director de fotografía Robert Frank, acompañados por una hipnótica banda sonora, como el Times Square o los famosos cines grindhouse neoyorquinos. Por el filme desfilan, entre otros, figuras tanto vanguardistas como emblemáticas de la talla de William S. Burroughs, Allen Ginsberg, Ravi Shankar o Swami Satchidananda, en un quién es quién de la escena pre-Woodstock, razón por la cual obtiene un importantísimo valor agregado. Simbolismos, sutilezas y excesos. Surrealismo, espiritualidad y contracultura. Está claro que Chappaqua no es para cualquiera. Sin embargo, Chappaqua es, entonces, pese a que algunos se empeñen en tildarla de trivial, un manifiesto beatnick devenido gema mítica. / Por Hernán Panessi

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