Nota sobre Agentes del Destino

MEDIO: Revista La Cosa - Cine Fantástico
FECHA: Abril 2011
01
02

Agentes del Destino (The Adjustment Bureau, 2011)

No, hay vestigios de viajes a través del tiempo pero no es Volver al Futuro, sino que se trata del filme Agentes del Destino donde las epifanías develan, sí, pero también condicionan. Cerca de las revelaciones, viviendo el presente, está Hernán Panessi quien escribirá estas palabras para modificar el futuro causal de Matt Damon en la película. Ok, exageramos, a gatas intentará hacerlo con el suyo a raíz de esta nota.

Siempre fueron atractivas las historias de personas comunes en situaciones extraordinarias. Ahora, si a esa premisa clásica de la narrativa cinematográfica le agregamos una fuerte dosis de la mejor ciencia ficción, más una pizca de ritmos vertiginosos a lo novela de Robert Ludlum o de destreza visual a lo El Origen (Inception, 2010), algunas cucharaditas de Gran Hermano y un prestamito en comodato de Cielo sobre Berlín (Der Himmel über Berlin, 1987), el resultado será (algo así como) la llave para descubrir Agentes del Destino (The Adjustment Bureau, 2011), ópera prima del norteamericano George Nolfi, película acerca del amor, el azar, la libertad y la responsabilidad. Ni más ni menos.
Este thriller romántico dirigido por el guionista de La Nueva Gran Estafa (Ocean’s Twelve, 2004) y –también- coguionista de Bourne: El Ultimátum (The Ultimátum Bourne, 2007) continua y actualiza el legado de un autor de sci-fi harto explotado por el cine en los últimos treinta años: correcto, Philip K. Dick; adaptando el relato corto “The Adjustment Team”, circa septiembre-octubre de 1954.
Allí, Matt Damon, casualmente protagonista de las dos películas guionadas por el nobel director, en la piel de David Norris, será un congresista que verá truncada su elección como senador de Nueva York debido a su extrema honestidad, vislumbrando su futuro y advirtiendo que quiere –para él- algo más. Por su parte, durante los mencionados trajines políticos, conocerá repentinamente a Elise Selas, la bellísima actriz británica Emily Blunt, una bailarina de ballet contemporáneo, una mujer distinta a todas las que ha conocido, quien le hará ver que aquello que supone adversidad, en realidad, puede resolverle sus problemas y de quien, cual flechazo certero de un sicario disfrazado de Cupido, caerá rendido a sus pies creyéndola el amor de su vida.
Se pasarán sus teléfonos y la química nacerá de inmediato. De este modo, dando sus primeras migas en la relación, aparecerán unos misteriosos personajes irrumpiendo en sus vidas: una especie de “ángeles del Departamento de Ajustes”, de ahí el título original de la película: The Adjustment Bureau, que tienen como designio conspirar para que los seres humanos no se desvíen de los causes del plan que el “Jefe” ha previsto para ellos. Y al parecer, el que está escrito para David y Elise será que se abstengan de volver a encontrarse… jamás de los jamases.
Frente a obstáculos inimaginables, David deberá dejarla ir y aceptar el camino predeterminado, o bien arriesgarlo todo, perseguir a la única mujer que ha amado y desafiar –con ello- al mismísimo destino que le señala que, de esta forma, malogrará sus expectativas. La premisa de este largometraje, claro, es si realmente controlamos nuestro destino o si hay fuerzas invisibles que nos manipulan. Lo voluble del espíritu humano, que no sabe manejar el libre albedrío, y que de alguna manera necesita ser tutelado para no cometer grandes errores. ¿Hasta qué punto sabemos quiénes somos y si en verdad controlamos nuestras decisiones? Algunas de las posibles respuestas... en la obra científica y divulgativa de Stephen Hawking. O bien en tu cine más cercano.
El destino debería haberlos separado porque fue para desastre...

Alois Hitler y Klara Pölzl: papitos de –ejém, cof, cof- Adolf Hitler. ¿Dónde estaban los Agentes del Destino ahí, eh? ¿¡Eh!?

Sid Vicious y Nancy Spungen: la pareja destructiva por excelencia. Mandanga constante, promesas de sangre y suicidio.

Charles Manson y Helter Skelter: una pésima interpretación del White Album, “Habrá una guerra entre blancos y negros”, y limó.

Jim Carrey y Ben Stiller: como en The Simpsons… ¡Maldito guión de The Cable Guy, casi arruinas la carrera de Jim Carrey!

Madonna y Guy Ritchie: ¡Maldita Madonna, casi arruinas la carrera de Guy Ritchie! Su peor período lo tuvo con la Reina del Pop.

Daniel Lalín, Liliana Ripoll y Racing Club: “Racing Club Asociación Civil ha dejado de existir”, dijeron en el ‘99. ¡Pobre Academia!

0 comentarios:

Publicar un comentario